6. Los bomberos en la prevención y extinción de incendios forestales.

 
La actuación de bomberos en incendios forestales

La Predicción del comportamiento del fuego. Principios y fases en incendios forestales. Métodos de ataque directo e indirecto. La apertura de la línea de defensa. El contrafuego. El empleo de agua y de retardantes químicos.



PLAN DE ACTUACIÓN CONTRA INCENDIOS FORESTALES

Prevención y extinción de incendios forestales


1. LA PREDICCIÓN DEL COMPORTAMIENTO DEL FUEGO

Teniendo en cuenta la influencia de los factores que se hemos analizado en el apartado 5 ("Factores que intervienen en la propagación de fuegos forestales"), se puede predecir de modo estimado, cual va a ser el comportamiento del fuego, lo que permitirá a los responsables de las tareas de extinción tomar una serie de decisiones como pueden ser:


Métodos de ataque al fuego a emplear.
◾ Estimación de recursos humanos y materiales necesarios.
◾ Despliegue de los recursos.
◾ Medidas de seguridad para el personal que interviene en la extinción.


Las variables más importantes a considerar para esta predicción son las siguientes:

a) Velocidad de propagación, definida por la distancia que recorre el fuego en un tiempo determinado, que será distinta para el frente, los flancos o la cola del incendio y que condicionará su crecimiento en superficie.

b) Altura de las llamas, dependiente del tipo de combustible que arde y determinante de que el personal pueda acercarse o no al fuego.

c) Intensidad de calor, que es la energía desprendida por el incendio y que igualmente influye en la posibilidad de acercarse al mismo.

Así por ejemplo, si lo que arde es una zona de pastos, al ser un combustible ligero, se puede estimar que la velocidad de propagación será alta, y en cambio la altura de las llamas será pequeña. Por tanto, el personal podrá actuar directamente en el borde del incendio, sin grave riesgo de accidente. Por el contrario, cuando se produce un incendio en un área de gran acumulación de combustible muertos, como los despojos de una corta, el fuego avanzará lentamente pero se producirán llamas altas y desprendimiento intenso de calor. 

No será posible atacar directamente al fuego con el personal de tierra y habrá que considerar la intervención de otros medios como pueden ser los aéreos para la descarga de agua



2. LA EXTINCIÓN DEL FUEGO. 


2.1. Principios básicos de la extinción.

Una vez que se ha conocido la existencia de un incendio se debe procurar su extinción lo más rápidamente posible para evitar que el fuego alcance grandes proporciones y se propague con facilidad. 

La extinción del incendio consiste en lograr que el fuego cese mediante una actuación del hombre que rompa o debilite lo que se ha denominado el triángulo del fuego causante de la combustión y formado por combustible, oxígeno y calor. 

Esta actuación puede ser de dos formas

 Actuación directa: se basa en sofocar las llamas actuando directamente sobre el combustible vegetal que está ardiendo, con uno de los objetivos siguientes

  • Desplazamiento violento del aire próximo a las llamas mediante el empleo de  batefuegos. 

  • Enfriamiento y aislamiento del aire del combustible que está ardiendo con agua (sola  o mezclada con retardantes) o con tierra. 

  • Dispersión del combustible por medio de rastrillos u otras herramientas. 

◾ Actuación indirecta: en vez de sofocar las llamas, se trata de aislar el combustible que se está quemando hasta que se consuma totalmente y el fuego se apague, existiendo para ellos dos objetivos

  • Eliminación del combustible existente próximo al fuego mediante apertura de fajas limpias de vegetación, por medios manuales o con máquinas, o quemando la vegetación por medio de contrafuegos.

  • Disminución de la capacidad de arder el combustible humedeciéndolo con agua e impregnándolo con productos retardantes.


2.2. Fases de la extinción.

En la extinción de un incendio se pueden distinguir tres fases: ataque, control y liquidación, que se corresponden con las tres situaciones que puede tener un incendio: activo, controlado y extinguido.

El ataque 
es la actuación que se inicia con el fuego incipiente y se mantiene mientras el incendio avance por alguno de sus frentes, es decir, mientras el incendio está activo.

Cuando ningún frente avanza, se pasa entonces a la fase de control que consiste en tener rodeado todo el borde del incendio de una faja, sin combustible y dejando el suelo mineral al descubierto, que se denomina línea de control y que impide que el fuego se propague fuera del perímetro quemado. 

Esta línea de control se habrá ido formando, durante el ataque al incendio, en base a:
      1. Zonas en las que no existe combustible porque ya se ha extinguido el fuego que lo ha quemado.
      2. Zonas en que se ha eliminado manual o mecánicamente la vegetación.
      3. Barreras naturales (ríos, eriales, roqueados, etc.), o artificiales (caminos, líneas de ferrocarril, cortafuegos, etc.), que impiden que avance el incendio.

Se dice entonces que el incendio está controlado.

Por último, en la liquidación se apaga totalmente el fuego, fundamentalmente en el borde de incendio, pero procurando también apagar los focos que quedan en el interior, con el fin de evitar que por la acción del viento puedan saltar pavesas a las zonas no quemadas y reproducirse así el incendio. Al final de esta fase el incendio está extinguido.

Para el desarrollo de estas tres fases del incendio se pueden seguir dos métodos de extinción, según que se actúe directa o indirectamente sobre el combustible en ignición:
      1. Método de ataque directo
      2. Método de ataque indirecto.


2.3. Método de ataque directo.

Este método de ataque consiste en la actuación directa contra las llamas en el borde del incendio mediante alguno de los procedimientos indicados anteriormente:

a) Empleo de batefuegos.
b) Empleo de agua.
c) Empleo de tierra.
d) Dispersión del combustible.


  • Esta actuación se realiza siempre por personal de tierra, que según los casos, podrá tener apoyo de medios aéreos que, mediante descargas de agua, facilitarán la tarea a desarrollar al enfriar el combustible y disminuir la intensidad del fuego.

  • Al ir apagando los bordes del incendio se va estableciendo la línea de control mediante la apertura de una faja, alrededor del perímetro, dejando el suelo mineral al descubierto, utilizando para ello las herramientas adecuadas de corte y raspado.

  • Este método directo también se aplica en la fase de liquidación rematando los focos interiores que hayan quedado.

a) Empleo de batefuegos.

En este procedimiento se utilizan batefuegos que pueden ser ramas verdes cortadas en el lugar del incendio o las herramientas conocidas por este nombre que suelen estar constituidas por una placa de goma o de varillas y un mango largo.

Con estos batefuegos se dan golpes secos en la base de la llama, procurando mantenerlo unos momentos sobre el suelo antes de levantarlo para iniciar el golpe siguiente y de esta manera se va sofocando el fuego.

Los golpes deben darse hacia el interior del incendio para que las pavesas o brasas que puedan saltar, como consecuencia de dichos golpes, caigan dentro de la superficie quemada. La utilización de batefuegos se hace en fuegos incipientes o de frente débiles y con combustibles ligeros.

b) Empleo del agua y retardantes.

El agua es un medio fundamental en la extinción del incendio pues a la vez que enfría al combustible lo aísla del aire con lo que rápidamente se consigue apagar el fuego. Se utiliza tanto por medio terrestres, cuando se dispone de extintores de mochila o vehículos autobombas, como por medios aéreos, aviones o helicópteros, con depósitos de carga de agua.

En el ataque directo al fuego, el personal de tierra provisto de extintor o manguera debe dirigir el chorro de agua a la base de las llamas en sentido tangencial al borde del incendio para conseguir el máximo aprovechamiento. Cuando se emplean medios aéreos el agua se descarga sobre los frentes del incendio disminuyendo así la actividad de los mismos.

La limitación del procedimiento está en la disponibilidad de agua, que no siempre abunda en los montes y su transporte en vehículos hasta las proximidades del incendio, lo que a veces no es posible por las dificultades de acceso. Se puede conseguir una mayor eficacia si el agua se mezcla con productos químicos retardantes.

En el caso de utilizar extintores de mochila, por su capacidad limitada, cuando haya escasez de agua, conviene reservar su uso para atacar fuegos incipientes o tareas de liquidación y remate.

c) Empleo de tierra.

El lanzamiento de tierra sobre el combustible tiene como finalidad separarlo del aire a la vez que contribuye a enfriarlo. La herramienta más adecuada para esa labor es la pala que se debe utilizar para echar de golpe, sin esparcir, la tierra sobre la base de las llamas de forma regular y continuada. Por ello cuando no se dispone de mucha tierra es preferible apilarla previamente.

También se utiliza en la fase de liquidación para apagar los rescoldos o brasas que quedan el borde y dentro del perímetro de la zona quemada. Debe procurarse emplear tierra mineral con poco contenido de materia orgánica, pues al ser ésta combustible la eficacia sería menor.

d) Dispersión del combustible.

Cuando en los bordes del incendio quedan brasas puede recurrirse también al enfriamiento del combustible dispersándolo mediante rastrillos, rastrillos-azadas o herramientas similares.

Este procedimiento no es conveniente emplearlo para combatir las llamas y su uso adecuado para la fase de liquidación.


Utilización del método directo.

En general el método de ataque directo se debe utilizar en algunos de los casos siguientes:
      1. Fuegos incipientes.
      2. Incendios superficiales con llamas no muy altas (menores de 2 m de altura) de baja intensidad de calor o que apenas desprendan humos.
      3. Flancos o cola de grandes incendios cuando el viento sopla en dirección a la zona quemada.
      4. Focos secundarios que no han adquirido gran virulencia.
      5. Incendios en los que las descargas de agua de los medios aéreos han debilitado los frentes activos.
      6. Liquidación de fuegos controlados.

Este método permite que las superficies recorridas por el fuego y muchas veces las tres fases de la extinción se llevan a cabo de manera simultánea. Por el contrario resulta penoso e incluso peligroso para el personal que participa en la extinción debido al calor y a los humos desprendidos por el incendio, así como por la posibilidad de que puedan producirse focos secundarios a la espalda de los combatientes al saltar chispas o pavesas.

No deberá emplearse cuando por las condiciones del medio: topografía abrupta, vegetación muy densa o fuertes vientos, o por las características del propio fuego: gran altura de llamas o desprendimiento intenso de calor, exista riesgo elevado de accidente para el personal.


2.4. Método de ataque indirecto.

El método de ataque indirecto tiene como objetivo el aislar el combustible que está ardiendo de la vegetación que lo rodea, mediante la apertura de unas fajas de suelo mineral sin combustible, denominadas líneas de defensa, a cierta distancia del perímetro del incendio, quemando el combustible intermedio por medio del uso del fuego o utilizando agua o retardantes químicos.

Estas líneas de defensa se apoyarán en las barreras naturales o artificiales que puedan existir y su objetivo principal será detener el avance del fuego, así como facilitar un posterior ataque directo para su control y liquidación.

Utilización del método indirecto.

      1. Incendios de superficie en que las llamas son altas (mayores de 2 m de altura) y con gran desprendimiento de calor y humos.
      2. Incendios de copas.
      3. Incendios en terrenos de topografía complicada cubiertas de vegetación muy densa.
      4. Cuando por los fuertes vientos el fuego avanza rápidamente y saltan con facilidad chispas o pavesas.
      5. Siempre que pueda existir riesgo para los combatientes en el ataque directo.
La gran ventaja de este método radica en la seguridad y comodidad que supone para el personal que interviene en la extinción al no tener que trabajar en el borde del incendio. Por el contrario su empleo hace que se prolongue más la duración de la extinción que si se atacase el fuego directamente, debiéndose controlar un mayor perímetro de la zona quemada y perdiéndose más vegetación.

Se pueden considerar tres procedimientos en el método de ataque indirecto:
      1. Apertura de la línea de defensa.
      2. El contrafuego.
      3. El empleo de agua y retardantes.

1. Apertura de la línea de defensa.

La apertura de la línea de defensa consiste en la corta, roza o arranque de la vegetación a lo largo 
de una faja, de anchura variable, mediante la utilización de herramientas: hachas, azadas, podones, etc., o máquinas-herramientas: motosierras o motodesbrozadoras.

En los casos en que las condiciones del terreno lo permitan podrán utilizarse para la apertura de las líneas de defensa tractores provistos de los aperos adecuados para la eliminación de la vegetación. 

Para completar la eficacia de la línea de defensa se puede recurrir al uso del fuego para eliminar la vegetación existente entre dicha línea y el incendio, operación que se llama quema de ensanche.

La apertura de una línea de defensa ha de hacerse teniendo en cuenta tres condiciones:
      1. Que esté terminada su construcción antes de que el fuego pueda llegar a ella.
      2. Que permita detener el avance del fuego.
      3. Que no suponga quemar mayor masa arbolada que la necesaria, para que la extinción sea rápida y a la vez no suponga riesgo para el personal.

Para que estas condiciones de cumplan deben seguirse los siguientes pasos:
  • a) Elección.
  • b) Localización.
  • c) Construcción.
  • d) Quema de ensanche.

a) Elección de la línea de defensa.

En la elección en donde debe hacerse la línea de defensa se tendrá en cuenta:

  • Características del incendio.
    • El tipo y la forma del incendio, su tamaño, las condiciones topográficas de la zona, la existencia de cortafuegos naturales y artificiales, etc., determinarán el lugar por donde abrir la línea de defensa y su longitud que debe ser lo más corta posible.
  • Velocidad del fuego.
    • El estimar la velocidad con que se propaga el fuego y sus posibles variaciones facilitará la fijación de la distancia a la que debe hacerse la línea para que no sea alcanzada por el mismo antes de su terminación.
  • Disponibilidad de personal.
    • Para ver el tiempo que puede tardarse en construir la línea de defensa hay que considerar el personal de que se dispone y su rendimiento en función de la capacidad de trabajo que tenga, así como del tipo de vegetación sobre el que se va a actuar y de las condiciones del terreno.

b) Localización.

Una vez elegida la situación de la línea de defensa es preciso llevar a cabo su localización que consiste en definir el trazado que ha de seguir sobre el terreno. Este trazado se hará teniendo en cuenta las siguientes consideraciones:
      1. La línea debe empezar y terminar en barreras cortafuegos o zonas ya quemadas, que se denominan puntos de anclaje, con el fin de que el fuego no rebase la línea por alguno de sus extremos. El trazado debe hacerse por donde los combustibles sean más ligeros, rodeando aquellas zonas en donde sean pesados o haya grandes acumulaciones de los mismos.
      2. La localización la hará el capataz o jefe de brigada señalando el itinerario a seguir mediante señales en la vegetación o bien comunicándolo verbalmente a los componentes de los retenes.
      3. Debe localizarse a una distancia del fuego adecuada para que éste no la alcance antes de su terminación.
      4. Su longitud debe ser la más corta posible.
      5. Procurar que sea lo más recta posible de modo que si el fuego tiene entrantes o lenguas, la línea no debe seguir este perímetro sinuoso.
      6. Evitar la construcción en pendientes fuertes.
      7. Aprovechar las barreras naturales o artificiales existentes.
      8. Si existen numerosos focos secundarios hacer una línea que los envuelva a todos.
      9. El trazado debe garantizar la máxima seguridad de los retenes y brigadas, cuidando siempre de la existencia de vías de escape en caso de peligro.

c) Construcción de la línea de defensa.

Las líneas de defensa pueden construirse por procedimientos manuales y mediante tractores, bulldozers o con aperos adecuados como grada de discos. 

La construcción manual, por parte de los componentes de los retenes, consta de dos operaciones básicas que se harán una a continuación de la otra:

  • Corta y clareó del combustible aéreo y su extracción.
    • Consiste en la corta de árboles, arbustos, matorral, mediante herramientas cortantes como hachas, podones, hacha-azadas, motosierras o motodesbrozadoras. La vegetación cortada se saca hasta el borde de la línea de defensa opuesto al lado del fuego.

  • Corte y raspado del combustible superficial hasta el suelo mineral.
    • Cuando no existe o se ha cortado previamente la vegetación aérea, se procede a la corta del tapiz herbáceo y las raíces raspando la superficie hasta el suelo mineral para eliminar la materia orgánica existente (humus, mantillo, etc.), y extrayendo los restos, hasta el borde exterior. En el caso que queden tocones difíciles de desenterrar se cubrirán con materia mineral. En este caso las herramientas a emplear serán rastrillos, palas o rastrillo-azadas.

  • Realización de las operaciones.
    • Para llevar a cabo las operaciones descritas anteriormente se asignarán las tareas a realizar, por los componentes de los retenes, según el tipo de combustible existente en el trazado de la línea de defensa y se distribuirán las herramientas adecuadas para la ejecución de dichas tareas.


d) Recomendaciones para la construcción de la línea de defensa.

La anchura que se dé a la línea de defensa dependerá del tamaño y densidad de los combustibles existentes, de las condiciones del terreno y de la velocidad del viento, debiéndose tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
      1. La anchura total del clareó será de unos 2 ó 3 metros.
      2. El ancho del terreno raspado variará de 0.5 a 1 metro.
      3. Las líneas construidas a través de matorral deben ser más anchas que las hechas en bosque abierto.
      4. Cuando se cruza una ladera de pendiente elevada, a la línea se le debe hacer un caballón en su borde inferior para detener cualquier material en ignición que pueda rodar desde el incendio.
      5. Cuando hace viento o el fuego avanza por una ladera la línea de defensa debe hacerse en los flancos del incendio y no en el frente del fuego por razones de seguridad.

e) Quema de ensanche.

La quema de ensanche tiene por finalidad ampliar la línea de defensa sin la intervención de los retenes con sus herramientas manuales. Se hace quemando el combustible a partir del borde interior de la línea en dirección al fuego. Esta quema puede hacerse a medida que se va construyendo la línea de defensa o bien cuando se ha terminado en la longitud prevista.

Debe vigilarse extremadamente la propagación del fuego en la quema de ensanche para evitar que pueda saltar la propia línea, sofocando rápidamente cualquier foco que pudiera iniciarse fuera del borde exterior, disponiendo para ello de montones de tierra mineral para lanzarla con palas.

Sólo se realizarán quemas de ensanche si las condiciones meteorológicas son las adecuadas y el tipo de combustible lo permite. En todos los casos deberá asegurarse que no haya personas entre la línea de quema y el incendio para evitar que puedan quedar atrapadas entre dos fuegos.


2. El contrafuego.

Constituye otro procedimiento del método de ataque indirecto y consiste en el uso del fuego para 
eliminar la vegetación existente entre una determinada posición y el incendio, de manera que éste se encuentre sin combustible que quemar en su avance.

La idea del contrafuego se basa en que cuando la vegetación está ardiendo el aire caliente asciende, creando un vacío que origina unas corrientes de succión en los niveles bajos del incendio. Si se ha prendido fuego en un lugar no muy alejado del incendio, estas corrientes de succión harán que dicho fuego se propague en dirección al incendio.

El contrafuego se inicia apoyándose en una línea sin combustible que puede ser una barrera natural o artificial o una línea de defensa y avanzará hasta el momento en que se encuentre con el frente en llamas del incendio. 

Si el contrafuego no se utiliza bien puede ser contraproducente, pues en vez de combatir el incendio puede ayudar a su propagación, saltándose la línea de apoyo empleada. Además, puede representar problemas de seguridad para las personas al verse sorprendidas por el mismo.

Por estas razones, únicamente el director técnico de extinción será quien pueda ordenar que se dé un contrafuego, debiendo tomar todas las precauciones necesarias para garantizar la seguridad del personal.


3. El empleo de agua y de retardantes químicos.

Se denominan retardantes a aquellos productos que vertidos sobre la vegetación disminuyen su capacidad para arder y por tanto dificultan el proceso de la combustión. Si se utilizan retardantes para impregnar la vegetación en una zona próxima al incendio, el fuego al llegar a dicha zona perderá intensidad e incluso se apagará al no encontrar un combustible en condiciones adecuadas para su ignición.


El agua como retardante.

El agua podrá ser utilizada como retardante pues al humedecer la vegetación disminuye su grado de combustibilidad, pero su efecto es de corta duración debido a las tres propiedades siguientes:
      1. Baja viscosidad, que hace que al verterla sobre los vegetales escurra fácilmente hacia el suelo.
      2. Rápida vaporización, por el viento y las altas temperaturas, lo que hace que la vegetación se seque pronto. 
      3. Dispersión en el aire, que hace que las gotas de agua sean arrastradas por el viento no llegando toda la utilizada a la vegetación.
Por ello se añaden al agua determinados aditivos con el fin de que su efecto sea más persistente y por tanto mejore su eficacia. 

A estos productos químicos se denominan retardantes y según la duración se distinguen dos tipos: a corto plazo y a largo plazo.


a) Retardantes a corto plazo.

  • Son los que permanecerán activos mientras el agua está en estado líquida, perdiendo sus propiedades retardantes cuando se evapora. Existen dos tipos de estos productos: espumógenos y viscosantes.

  • Espumógenos.
      • En su aplicación, mezclados con agua, producen gran cantidad de espuma que aísla la vegetación del aire y del calor.

  • Viscosantes.
      • Estos productos añadidos al agua, forman una mezcla de mayor viscosidad lo que hace que permanezca más tiempo sobre la vegetación, recubriéndola de una gruesa capa aislante.


b) Retardantes a largo plazo.

Son aquellos productos en que persiste el efecto retardante aunque el agua se haya evaporado. En estos casos el agua no aporta propiedades retardantes a la mezcla y sólo sirve de medio para facilitar la aplicación del producto. Estos retardantes bajo la acción del calor forman residuos carbonosos de combustión lenta y sin llama que dificultan la propagación del fuego.


Aplicación de los retardantes.

La aplicación de los retardantes por medios terrestres se hace mediante extintores de mochila o vehículos contra incendios, en los que se mezclará directamente el producto químico con el agua.

Si se va a utilizar extintores de mochila la dosificación debe ser de 4 partes de agua y 1 de 
retardante del contenido total del depósito. En el caso de los vehículos contra incendios, si la cisterna tiene su revestimiento interior resistente al retardante a emplear, se hará la mezcla con el agua en los volúmenes necesarios para su llenado en la proporción de 4 partes de agua y 1 de retardante. Si puede haber corrosión de la pared interna de la cisterna, el retardante se coloca en un depósito flexible sobre la misma y mediante un eyector se mezcla en las proporciones adecuadas con el agua.

Los retardantes se suelen utilizar en el ataque indirecto para hacer fajas cortafuegos delante del frente o borde del fuego. La dosis a aplicar por metro cuadrado y la anchura de la faja dependerá del tipo de vegetación existente.

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